lunes, 15 de agosto de 2011

Melodía discordante


Mi visión ha comenzado a volverse difusa, el cielo de cristal, colores del viento, las estrellas que brillan, de tal forma que tus deseos puedan cumplirse. Busqué una estrella fugaz, y no encontré ninguna.

En este momento, me siento triste, elegí mi voz algo desvanecida sobre una consciencia culpable, si pongo una mano en mi pecho sentiré mi corazón llorando, como si fuese su primera vez. Mañana, desertaré de mi mismo y dormiré.

Una mañana oscura después del fin de la noche, veo la ventana como un marco de fotografía, desperté mi piel dormida y fría. Más fugaz que las lágrimas de una comedia, los rayos de luz difuminan mi cuarto. La primavera es vida dispersándose en el río, me levanto, ¿hacia dónde me dirijo?, alcanzo la pesada puerta cerrada para abrirla.

El silencio ríe junto con la realidad que acompaña mi soledad...

¿No es difícil?, incluso hoy el mundo cruel se burla de ti, estás frente al espejo, pensando que eres inútil, bebiendo hasta vaciar tu vaso, no sabes dónde ir; con un error, lo pierdes todo. Cuando tu cabeza está baja, nunca se dan las cosas, la suerte desaparece y todo tiende a volverse un abismo.

Sangro como mi forma de compensarte todo, mis manos destruidas de tanto trabajo, ¿Cuán pesada es la sangre?, si está mezclada con el sudor de tu frente, lo sabrás. La felicidad y la tristeza están muy cercanas la una a la otra.

La única rueda de la fortuna que conozco es la del dolor, incluso la melodía mas dulce se desmorona cuando son aterradoras las respuestas que conseguimos. Las sombras iluminadas por el sol están ardiendo y tocan mi corazón más que las palabras superficiales...

Ronald Arias

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